En Ugarit,(Oriente)el archivo se encontraba en seis salas divididas en tierras, legislativos, jurídicos, otros lugares, relaciones con Egipto y Palestina y en dependencias pendientes de división.
En Grecia los documentos se conservaban en el “Archeion”. En Roma los documentos se conservaban en el Tabularium donde los responsables de las diferentes administraciones depositaban allí sus documentos. Se encuentran por tanto vinculados a una función y una persona o funcionario. Porlo cual genera una dispersión de los documentos.
Tras la caída de Roma, en la edad media, los archivos se caracterizan por la itinerancia. Los gobernantes trasladan consigo sus documentos. Sólo en ocasiones excepcionales se depositaban en monasterios o en iglesias ya que se temía por su conservación. Ese tipo de práctica provocó la desaparición de un gran número de documentos. Jaime I depositó en 1308, los archivos en el monasterio de Jaén, Jaime II, en 1328,concentra todos los documentos de archivo dando origen al Archivo Real. En Castilla la Chancillería de Valladolid (1485) obliga a que la Audiencia se establezca como sede para los documentos ya sentenciados. Este juzgado sentenciaba en nombre del rey. Los nobles dispusieron de espacio para conservar los documentos.
La Revolución Francesa tuvo un gran impacto. Su principal innovación es de orden ideológico que se concreta en la centralización de los documentos de archivo.La ley de 7 de Mesidor del año 2 (1792) establece esa centralización aunque no se llegaría a concretar. Sin embrago se crean unos archivos nacionales en París y otros en cada departamento.
En el Siglo XX se destaca la calidad y condiciones de conservación. Aparecen los archivos intermedios los cuales tienen como función ahorrar dinero, dado que la normativa obliga a conservar los documentos de archivo durante una serie de años y es necesario que se conserve en las mejores condiciones.